SERIE:
CAMINOS DE MÉXICO [1954-64]




MAPAS DE GUANTERA


A inicios del S. XX, la industria automotriz mundial se enfrentó a la realidad socio-económica de América Latina lo cual representó un desafío ante la “inestabilidad política y económica” de la región y, sobre todo, ante la carencia de caminos para estos automotores.1 Los países en los cuales se vendieron más coches fueron Argentina y Chile, seguidos respectivamente por Brasil, México y Colombia. En los años sesenta, México llegó al segundo lugar. En la época, las estadísticas se establecieron por el número de habitantes por automóvil. En México esta cifra pasó de 294 habitantes por coche en 1930 a 72 habitantes en 1960. Obviamente esa lectura parece muy abstracta ya que las estadísticas de hoy evocarían más bien el número de automóviles por hogar. Esa distinción de medida habla de la evolución del espacio otorgado al automóvil en la sociedad a lo largo del siglo veinte.


El interés generalizado hacia el coche coincidió con una voluntad de cuestionar la sociedad al salir de la Revolución. El coche entra también en correlación con los ideales modernos en los cuales la ciudad se vuelve un organismo estructurado cuyo recorrido tomó una escala desproporcionada. En esta lógica, se constató una ruptura con el desarrollo del ferrocarril que había animado las décadas pasadas. Frente al entusiasmo suscitado por el automóvil se creó la Comisión Nacional de Caminos en 1925. El desarrollo de nuevas vías de tránsito se estableció como una nueva prioridad a escala federal y en 1927 se decidió construir los primeros diez mil kilómetros de carretera nacional. Con los años y a medida que el automóvil se volvió más presente, se desarrollaron más y más estrategías viales tales como el desarrollo de la carretera Panamericana, consiguiendo la apertura de la carretera de Ciudad Juárez a Guatemala. En los años cincuenta, con la creación de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, la red de rutas de México llegó a 57,000 kilómetros. La inscripción de las carreteras mexicanas en una red internacional no sólo se inscribió como un reforzamiento de las relaciones con los Estados Unidos Americanos sino que influyó también en el turismo, permitiendo a numerosos estadounidenses atravesar México.


1 – Giucci, G. (2007), “La vida cultural del automóvil. Rutas de la modernidad cinética”, Universidad Nacional de Quilmes/Prometeo, Buenos Aires.




Desde los años treinta se desarrollaron mapas para transcribir la red de rutas mexicanas. Sin embargo, es hasta los años cincuenta que se democratizaron objetos editoriales fáciles de leer y de llevar para su uso en las mismas rutas. “Caminos de México” fue una de las primeras guías de este tipo; fue publicada por la Compañía Hulera Euzkadi –una empresa dedicada a la producción de llantas creada en 1929 y que se fusionó con la compañía estadounidense B. F. Goodrich en 1936–  en colaboración con la Asociación Mexicana Automovilística. Para su realización, Ramón Alcorta Guerrero y Clicerio Cardoso Eguiluz se basaron en datos obtenidos en la oficina de estudios geográficos especiales de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, primero los “datos geográficos y estadísticos” del país, seguidos de una tabla con la “superficie y población de las entidades” y las “disposiciones sobre el tránsito en las carreteras nacionales”. Más adelante, se anotaron las distancias parciales en kilómetros e información de los límites interestatales, cruceros, cuestas, puentes, ríos y arroyos, volcanes y su altura, al igual que zonas industriales, aeropuertos y casetas aduanales, al final, se incluyeron los mapas, el índice alfabético, la lista de hoteles y otros datos técnicos de utilidad para el conductor.2


Entre 1954 y 1964 la guía “Caminos de México” alcanzó seis ediciones distintas llegando a ser cada vez más detallada. La edición presentada en esta página no menciona fechas, pero debido a la ausencia de fotografías ilustrativas y datos precisos en la guía se estima que fue parte de las primeras ediciones. Esta edición se diseñó como una herramienta didáctica y ergonómica; fácil de manipular ya que cabe en la mano. Los mapas de esta guía son elementos independientes; algunos incluyen indicaciones al reverso mientras que otros se inscriben en una secuencia, según la complejidad del recorrido que se desea realizar. Estás ediciones contienen elementos particularmente relevantes para la época como la altitud, el tipo de pavimento, lugares de interés, construcciones y proyectos en curso. Esta guía es un testimonio de la evolución de la importancia del automóvil en la sociedad mexicana así como de las expectativas de un objeto editorial de este tipo.


2 – Mendoza Vargas, H. (2014), "El automóvil y los mapas en la integración del territorio mexicano, 1929-1962”, Investigaciones Geográficas, Boletín, núm. 88, Instituto de Geografía, UNAM, México.




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TAMAÑO: 29.2 x 11.7 cm
FONDO: Cartón negro
MARCO: Alpaca + Vidrio

Cuenta con un gancho trasero para colgar.


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